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jueves, 17 de diciembre de 2009

Il Divo


El día que cayó un mito. Fue un 30 de mayo de 2009, en la localidad gaditana de San Fernando. A mediodía, cuando disfrutaba de unos encomiables filetes de pollo, nada ni nadie parecía presagiar el fatal desenlace que se desencadenaría horas después. Aprovechando la visita de Andreu Buenafuente con su Terrat Pack al Pabellón Bahía Sur y que un compañero de clase (y mejor amigo) reside en la citada localidad, emprendí el viaje hacia tierras cañaillas junto a otro inquilino de la Facultad de Comunicación, también admirador de Buenafuente y de toda su parafernalia (Chikilicuatre, El Neng...).

Para más inri, y tras sobornar a los porteros (tan propio de los estudiantes) conseguimos acceder al estadio de Chapín por la módica cantidad de diez euros para presenciar el Xerez-Eibar, un partido que prácticamente colocó a los azulinos en la Primera División del fútbol español. Tras disfrutar con el jolgorio de la afición xerecista y con unas pintas de travestis de una película de Almodóvar, nos dirigimos a comprobar las excelencias humorísticas de Buenafuente, Berto Romero, Corbacho y Jordi Évole, 'El Follonero'.

Los monólogos, superlativos. Grandes dosis de carcajadas. Un final con un número de magia sencillamente soberbio. Una entrada cara pero una buena inversión. Tras la actuación, nos dirigimos a los camerinos para ver de cerca a nuestros 'ídolos'. Y ahí llegó la hecatombe. Lamentable un Andreu Buenafuente, uno los gurús de la televisión actual, que se colocó tras dos guardaespaldas a cual de ellos más amenazante y que se escudó en su cansancio para no hacerse fotos ni firmar autográfos. Andreu, aunque seas catalán, he de recordar que las firmas y las fotografías son gratuitas. No hay que pagar un peaje ni nada por el estilo. De referencia a quedar como ególatra. Sigamos desglosando. Berto Romero más de lo mismo. Sorprende cómo un chico que ha llegado a la televisión hace tres días muestre tales aires de superioridad y grandeza. Un díscolo en toda regla. Corbacho: un tipo genial. Un ser humano que te baja la ventanilla de su coche, donde viajaba en la parte trasera acompañado de una muchacha de buen ver, sólo merece calificación positiva. Sin rehusar en ningún momento a fotografiarse a pesar de la presión de los 'matones de discoteca' y entablando conversación con todo aquel que le cuestionara. El humor y la simpatía por bandera. Bravo por Corbacho. Por último, 'El Follonero', otro tipo entrañable, que se muestra tal y como es en la pequeña pantalla. No perdió la compostura en ningún momento a pesar de esos cánticos que se escuchaban de "Follo, follo, follo, esta noche follo", manteniendo los pies sobre tierra sólida y no volando en otro planeta de fantasía e irrealidad como en el que viajan Buenafuente y Berto.

Andreu, te voy a llamar así porque hay confianza después de tantos años siguiéndote. No desprecies al espectador, al seguidor de tus andanzas. Continuaré observando tu programa como hago desde hace años, riendo con tus ocurrencias, chistes, ingenio y tu sublime ironía. Sin embargo, a partir de ese día, ya te miro con otros ojos, con la mirada del que se siente despreciado.


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