En la nochevieja de 1989 la Dirección de TVE asignó las campanadas de fin de año a Marisa desde la Puerta del Sol de Madrid. Últimos minutos del año en el que Ken Follet publica Los Pilares de la Tierra. Las familias, uvas en mano, se agolpan frente al televisor. En aquel momento, las televisiones privadas sólo eran un proyecto a punto de ponerse en marcha, por lo que Televisión Española concentraba toda la audiencia. Marisa Naranjo, la voz de las campanadas durante años, al micrófono. Entonces pasó lo que nadie esperaba. Un problema de coordinación entre las imágenes y la locutora, que se encontraba en una habitación sin conexión con el exterior, provoca uno de los errores televisivos más sonados de la historia de nuestro país. La presentadora equivoca los cuartos con las campanadas, indicando que sonaban los cuartos cuando las campanas ya habían comenzado, logrando que toda España entrara en el nuevo año sin tomar las uvas a tiempo. Toda una larga carrera profesional para ser recordada por su error, lo que obligó a las cadenas a tomarse con seriedad la retransmisión anual de las doce campanadas.
Las boquitas de los contribuyentes trinaban con la metedura de pata garrafal de Marisa Naranjo. Las llamadas y cartas (entonces no existían los sms ni los e-mails) inundaron la redacción de TVE y de todos los periódicos. Sin un monitor, Marisa tuvo que guiarse por su intuición para orientar a los espectaores; unas campanadas oídas "a pelo" en medio de la juerga colectiva.
Que esta noche no se repita la confusión. Que todo ciudadano este país, independientemente de su condición sexual, raza, edad o religión puedan tomar las uvas, cacahuetes o lacasitos con tranquilidad y en el momento oportuno. Feliz y próspero año nuevo.